Hace buen tiempo que no escribo en esta bitácora,
no precisamente porque no he querido hacerlo sino porque los sucesos en los
últimos tiempos, tanto domésticos como internacionales, han sido de tal
magnitud que comentar sobre ellos requiere de esa mesura y des-apasionamiento
que solo el paso de un tiempo prudencial le brinda a uno.
Debo reconocer sin embargo que el temprano
inicio de la campana electoral en el Perú, donde tradicionalmente la realidad
supera la fantasía, me ha tentado y provocado a dedicar tiempo para escribir
algunos artículos y comentarios sobre nuestro peculiar acontecer político.
Aunque probablemente algunos se van a sentir
decepcionados los artículos no tienen afán electorero ni critico sino
simplemente la intención de contribuir des-interesadamente, ahondando en algunos
temas, con la feliz iniciativa que ha tenido RPP de producir micro programas para
promover un mayor conocimiento de la democracia entre nuestros ciudadanos.
A estos artículos voy a sumarle una columna bajo
el titulo “Confeti Electoral” en la que pretendo relacionar regularmente una
serie de cortos pero enjundiosos comentarios sobre el acontecer en esta campaña
electoral.
De tal forma empezare por dedicar este primer
articulo a definir algunos aspectos fundamentales de nuestro sistema de gobierno
porque, parece ser, existe una gran confusión sobre el particular no solo
dentro del electorado peruano sino también entre los candidatos.
Mas aun, es claro que algunas fuerzas y
organizaciones políticas, verdaderos modernos “Felipillos” al servicio de ideologías
e intereses políticos ajenos y extranjeros, vienen explotando esta confusión
para esconder su vocación totalitaria bajo un disfraz demócrata al tiempo que socavan
nuestro actual sistema de gobierno auspiciando y/o promoviendo la aplicación de
lo que se conoce como “Democracia Directa” o “Democracia Popular” para resolver
reclamos sociales. Controvertido sistema político que estratégica y convenientemente
vienen maquillando con frases inocentes e inofensivas como son - “una mejor
democracia”, “una “verdadera democracia”, “ una democracia joven” e inclusive
“una democracia mas justa” - para ocultar semánticamente el verdadero objetivo
de estas tendencias totalitarias que es la destrucción de nuestro actual
sistema político.
El Perú ha sido, desde su fundación, y continua siendo hoy una “República” y no
como algunos suponen, una “Democracia” propiamente dicha.
La Democracia es una forma de gobierno que
puede definirse como un sistema donde la gente decide los asuntos de gobierno directamente.
Un sistema donde la voluntad de la mayoría es la ley. Un ejemplo de ello es la
democracia que existió en la ciudad de Atenas alrededor del siglo 6to A.C.;
ciudad esta a la que se considera la
cuna de la “Democracia Directa”.
En su obra “Política”, Aristóteles menciona
lo siguiente al analizar la “Democracia Directa” como sistema político:
“Ahora
bien, un principio fundamental del sistema democrático es la libertad – eso es
lo que usualmente se sostiene, implicando que solo bajo este tipo de sistema
los hombres participan de la libertad, y a partir de ello se concluye que este
es el objetivo de toda democracia. Pero uno de los factores de la libertad es
el gobernar y a su vez ser gobernado: ya que el principio popular de justicia
es el de la igualdad de acuerdo al numero, no del valor, y si este es el
principio de justicia que prevaleze, la multitud debe por necesidad ser
soberana y la decisión de la mayoría debe ser definitiva y constituir la
justicia y, como quiera que se plantea que cada uno de los ciudadanos debe
tener una participación igualitaria resulta que en democracia los pobres son
mas poderosos que los ricos porque los pobres son mas y por tanto lo que sea
que decida esta mayoría es soberano.”
Aristóteles[1]
Lamentablemente la nobleza intelectual con la que Aristóteles describe la “Democracia Directa” contrasta con las profundas limitaciones y el controvertido desempeño que ha tenido este sistema político a lo largo de la historia.
Tortuosos y violentos antecedentes que despertaron
serias dudas y hasta temor entre los signatarios del acta de independencia y
creadores de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica según se
evidencia en los siguientes comentarios de dos connotados padres de la patria
norteamericana.
La Democracia
Directa “…mientras dura, es mas
sangrienta que la Aristocracia o la Monarquía. Recuerden, la democracia nunca
ha durado mucho. Rápidamente se desperdicia, se desgasta y se asesina a si
misma. Nunca ha existido una democracia, hasta ahora, que no cometiera
suicidio.”…
John Adams[2]
“Las
Democracias han sido siempre espectáculos de turbulencia y enfrentamientos: se
ha encontrado siempre que son incompatibles con la seguridad personal y los
derechos de propiedad: y han sido generalmente cortas en su vida como violentas
en su muerte.”
James
Madison[3]
La “Democracia Directa” no solo ha demostrado
una tremenda fragilidad existencial a lo largo del tiempo, evidenciada por las
múltiples dictaduras que se forjaron al amparo de la misma, sino también una
particular vocación para prestarse a la manipulación mediante la propaganda, la
desinformación y la mentira.
La debilidad de la “Democracia Directa” es
destacada por el mismo Aristóteles al criticar el concepto de igualdad absoluta
en el que se funda y que, por ende, constituye la justicia en dicho sistema;
crítica al concepto de igualdad absoluta en el que se sustenta la este sistema
político que puede ser resumida en las
elocuentes palabras de James Madison, padre la patria Norteamericana.
….“Políticos
teóricos, que han patrocinado esta especie de gobierno, han supuesto
erradamente que reduciendo a los hombres a una perfecta igualdad en sus derechos políticos, estos al mismo
tiempo, serian perfectamente reducidos y asimilados en sus posesiones, sus
opiniones y sus pasiones.” ….
…. “La
inestabilidad, injusticia y confusión introducida en los consejos públicos han,
en verdad, sido la enfermedad mortal bajo la cual los gobiernos populares han
perecido en todas partes;” ….
….
“Estos deben ser primordialmente, sino es totalmente, efectos de la
inestabilidad e injusticia con la que los espíritus sectarios han contaminado
nuestras administraciones publicas.
Por
facción sectaria, yo entiendo a un numero de ciudadanos, que pueden ser mayoría
o minoría, unidos y actuando bajo el impulso común de la pasión, o un interés
contrario a los derechos de los otros ciudadanos o los intereses permanentes de
la comunidad.” ….
…. “Las
causas latentes de las facciones sectarias están pues cocidas a la naturaleza
del hombre; y nosotros vemos como son introducidas en las diferentes
actividades de acuerdo a las circunstancias de la sociedad civil. El celo por
las diferentes opiniones con respecto a la religión, con respecto al gobierno y
a muchos otros temas, así como la especulación sobre las diferentes practicas
utilizadas, la identificación con los diferentes lideres que ambiciosamente
compiten por preeminencia y poder; o a personas que obedecen a otras
descripciones cuya fortuna resulta interesante para las pasiones humanas, han,
a su vez, dividido a la humanidad en partidos, inflamados con animosidad mutua,
y convertidos en partidos mucho mas dispuestos a irritar y oprimirse mutuamente
que a cooperar para el bien común. Esta propensión de los seres humanos a la
animosidad es tan fuerte que cuando no se presenta una situación seria las
excusas mas frívolas y superficiales han sido suficiente para exacerbar
pasiones y la enemistad así como fomentar los conflictos mas violentos.”
….
James
Madison[4]
Conviene
mencionar que los padres de la patria norteamericana eran tan conscientes
de la tortuosa historia de la ‘Democracia Directa” y de sus peligros que la
palabra “democracia” no se menciona en ninguna parte del Acta de Independencia (1776)
ni tampoco de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica (1789).
Por lo demás, conviene también aclarar, para
aquellos que han cultivado una ciega, dogmática y selectiva animadversión
existencial hacia los Estados Unidos, que en la época en que los padres de la
patria norteamericana fundaron la República Constitucional mas antigua de la
historia (1776), Estados Unidos no solo no era imperio sino que ni siquiera
aspiraba a serlo. Por el contrario, era un país joven luchando por su
independencia, sobrevivencia y derecho a vivir en libertad.
De tal forma, aquellos sectarios extremos no
tienen porque sentir que traicionan sus principios ni ideología si reconocen
que el sistema “republicano” de gobierno, surgido inicialmente en Roma y que posteriormente
modernizaron y adoptaron los padres de la patria norteamericana, aunque imperfecto,
es ciertamente el mejor sistema que ha existido y existe para defender y
proteger el objetivo fundamental de este sistema de gobierno que es la defensa
de la “libertad individual”. Derecho divino que tenemos todos los seres humanos
y que en forma poética se describe en la introducción del Acta de Independencia
de los Estados Unidos de Norteamérica.
“
Nosotros consideramos estas verdades como evidentes por si mismas, que todos
los hombres son creados iguales, que son dotados por su creador de ciertos
derechos inalienables, que entre ellos se encuentran la Vida, la Libertad y la
Búsqueda de la Felicidad. Que para asegurar esos derechos, Gobiernos son
instituidos entre los hombres, derivando sus justos poderes de la aprobación de
los gobernados”….
Los
Estados Unidos de Norteamérica así como
el Perú han optado por organizarse como “Repúblicas Constitucionales”.
La República Constitucional es un sistema de gobierno en donde el poder
supremo
radica en los ciudadanos con derecho al voto quienes eligen
“Representantes”
para que gobiernen por ellos pero sujetándose a una ley principal que
denominamos “Constitución”. Ley que ratifica y consagra los derechos
inalienables de los ciudadanos, establece los lineamientos bajo los que
debe
organizarse el Estado, describe los sistemas de control de los
diferentes
poderes del Estado y regula el ejercicio del poder. Sistema de gobierno
por lo
demás, que esta obligado a defender los derechos de los ciudadanos
consagrados
en la Constitución; Derechos que ni siquiera una amplia mayoría de
electores
puede vulnerar, recortar y/o suprimir.
De tal forma, los “Representantes” elegidos por
el pueblo no solo deben gozar de la confianza de los electores para gobernar
sino también para tomar decisiones sensatas y sabias en los momentos de crisis
cuando las pasiones se exacerban y nublan la mente de amplios segmentos de la población;
segmentos sociales que eventualmente se dan cuenta del error cometido y se
arrepienten de las acciones y posiciones que adoptaron poniendo en riesgo su
seguridad y/o bienestar.
A lo largo del tiempo se ha identificado a las
“Repúblicas Constitucionales” con el concepto “Democracia” en la medida en que los
representantes de estas son elegidos por votación directa de todos los
ciudadanos y porque su organización comprende estructuras y sistemas que se han
inspirado en los aspectos mas positivos y evolucionados de la “Democracia
Directa” que existió en la ciudad griega de Esparta alrededor del siglo 6to
A.C.
Es así que, aunque las “Repúblicas
Constitucionales” no son democracias propiamente dichas, estas son percibidas
como sistemas eminentemente democráticos y, como hemos mencionado antes, el
mejor sistema de gobierno que conocemos para defender la “libertad individual”.
Lo anterior sin embargo no significa que el
sistema político republicano este exento de defectos y/o carencias.
De hecho este sistema ha sido y continua
siendo objeto de serias criticas por algunos estudiosos en razón de que el
mismo se ha mostrado proclive a fomentar el surgimiento de élites políticas que
a veces se mantienen ajenas al sentir popular.
Algunos estudiosos también cuestionan su
tolerancia hacia la peligrosa y desmedida influencia por parte de empresas y/o
corporaciones en la toma de decisiones
políticas. Esto, al punto que se ha acuñado el termino “Corporocracia” para
identificar la institucionalización política de esta influencia sobretodo en
los Estados Unidos y algunos países europeos.
La consecuencia directa de esta influencia y
el argumento mas solido en contra de la misma ha sido la evidente disminución del
protagonismo e influencia de los electores en la orientación política de las repúblicas
constitucionales no obstante que estos son, teóricamente, quienes ostentan el
poder supremo.
El comentario que alguna vez hiciera Theodore Roosevelt, 26avo presidente de los Estados
Unidos, es elocuente;
“Los intereses especiales que no tendrían
ningún poder en una elección general podrían tener poder absoluto en una
legislatura si reclutan los servicios de algunos estrategas hábiles.”
Theodore Roosevelt
Ante las inmensas necesidades insatisfechas
de grandes sectores de la población mundial, y particularmente de la población
peruana, que despiertan cada vez mayor desesperación por soluciones inmediatas a
problemas que por definición y naturaleza son de solución complicada, lenta y difícil
- tendencia recientemente exacerbada por la popularidad y urgencia congénita de
los medios sociales - resulta dable entender que la gestión de las repúblicas
constitucionales no es sencilla y por el contrario es cada vez mas
difícil.
A esta realidad, ya de por si aguda, se suman
los retos y la incertidumbre latente producto de la globalización, el
fantástico desarrollo de las comunicaciones y los medios sociales, la
interdependencia económica, los excesos y escaseces causada por los fenómenos
naturales, el crecimiento de las poblaciones, la falta de agua potable, la
contaminación, etc. y por si fuera poco, el permanente ataque por parte de los
enemigos de la libertad que, al amparo de la libertad que los gobiernos
republicanos garantizan, utilizan todo tipo de subterfugio para sabotear,
debilitar y eventualmente destruir a estos gobiernos.
El sistema republicano de gobierno a nivel
mundial, y ciertamente el Perú no es ajeno a ello, se encuentra en un momento
de transformación que muy probablemente concluya con el surgimiento de un nuevo
paradigma republicano.
De tal forma, hoy es pues mas importante que
nunca que los electores peruanos sean conscientes de la importancia y
responsabilidad que deben asumir aquellos que son elegidos “Representantes”
para gobernar por nosotros.
Es igualmente indispensable que se entienda
que nuestro bienestar y el de nuestras familias así como el futuro de nuestros
hijos dependerá de que tengamos la sensatez para elegir como “Representantes” a
las personas mas preparadas, capaces y serias.
Personas que tengan formación republicana y
constitucional amen de ser vigilantes para impedir que, ya sea desde afuera
como desde adentro, se vulnere nuestro sistema de gobierno y por ende nuestra
libertad. Personas que no sean electas por simpatía y/o popularidad sino por su
solvencia intelectual, antecedentes morales, compromiso con la “libertad
individual” y cabal entendimiento sobre que es la democracia, su historia y su
objetivo fundamental así como cuales son sus virtudes y defectos.
Personas en las que se pueda confiar para tomaran
decisiones serias, sensatas y acertadas no solo en los momentos favorables sino
mas importante aun en los momentos de crisis y gran incertidumbre.
Es igualmente fundamental que dejemos de
considerar los procesos electorales como competencias deportivas en donde los
electores asumen el papel de hinchas y se comportan como barras bravas.
Necesitamos entender de una vez por todas que los procesos electorales son ejercicios
de confrontación de ideas y escenario para que los partidos políticos presenten
a sus cuadros mas preparados y capaces para representar a los electores.
No son competencias sino un proceso de
entrevistas publicas en la que los peruanos decidiremos a quienes vamos a
contratar para que nos sirvan.
Un proceso en donde lo importante es que los
candidatos expongan porque debemos escogerlos a ellos y no porque no debemos
escoger a los otros postulantes.
Un proceso en el que el único ganador es el
pueblo peruanos y no los candidatos individuales.
Un proceso que debe culminar en la selección
de unos candidatos y en la voluntaria disposición por parte de los otros a
colaborar para que los elegidos tengan éxito en su gestión.
Este es pues el momento de meditar seriamente
sobre lo importante que es elegir a los “Representantes” adecuados para
gobernar por nosotros.
[1] Traducción por Mosquetón - Aristotle, “Politics: A
treatise on Government” (Book VI, Chapter II)
[2] Traducción por Mosquetón - Anotación en el Diario de John Adams el día
23 de Julio de 1774
[3] Traducción por Mosquetón - Federalist Paper N° 10 (
Papeles Federales Americanos N° 10 )
[4] Traducción por Mosquetón - Federalist Paper
N° 10 ( Papeles Federales Americanos N° 10 )
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