martes, mayo 09, 2006

NO A LA DESCENTRALIZACION

El Perú no necesita esa solapada expresión de paternalismo político que se ha dado en llamar “des-centralización” y cuyo objetivo no es otro que camuflar el centralismo estatal creando la ilusión de que el poder se esta trasladando hacia las regiones cuando en realidad el mismo seguirá bajo el control del gobierno central.

La llamada des-centralización es simplemente una forma refinada de preservar el centralismo y de reducir la presión social generada en el interior del país por esa asfixiante estructura política y económica. Una estrategia para otorgar a las regiones una especie de libertad condicionada sujeta a la tutela, evaluación y aceptación del gobierno central pero sobretodo, sujeta a la benevolencia económica de este.

No debe pues extrañarnos que el gobierno central constantemente resalte la ineficiencia y hasta ineptitud de las regiones para administrar sus recursos de inversión y presupuestos así como la ineficacia política de sus órganos de gobierno. Al final y al cabo, la des-centralización tiene precisamente como objetivo resaltar la fragilidad de los gobiernos regionales y destacar la necesidad de que estos dependan de un gobierno central. Es mas, semánticamente, la palabra des-centralización implica la necesaria existencia del concepto centralización. Son, a falta de una mejor definición, conceptos siameses.

Los Peruanos históricamente nos hemos caracterizado por tener una profunda raigambre regional. Raigambre que se sustenta en la intima y, en el caso del mundo Andino, mágica relación con la tierra y con su entorno natural; el medio ambiente.

El primer intento organizado de someter al pueblo Peruano a la voluntad de un poder central fue el imperio Inca. Los Incas utilizaron el temor al desarraigo regional como arma para forzar la adhesión voluntaria de los pueblos a la voluntad del Cuzco. De hecho, los Incas recurrieron al secuestro masivo de pueblos enteros y su re-ubicación en lugares apartados como medida punitiva para castigar a quienes se resistían a la asimilación y para disuadir rebeldías en los pueblos ya asimilados.

El Virreynato, a sangre, abuso y fuego, continúo con el proceso de someter al pueblo a un poder central y posteriormente, la República, utilizando métodos más sutiles pero igualmente efectivos como la marginación cultural y económica, continua, hasta el día de hoy, con este despropósito.

Resulta curioso y hasta paradójico constatar que en la época actual, el discurso llamado nacionalista y/o revolucionario de candidatos como el Sr. Humala lejos de revindicar la vocación regionalista de los pueblos nativos del Perú por el contrario promueva continuar con el sometimiento de los mismos a un poder central disfrazado de descentralista y, según se desprende de su plan de gobierno, aun mas autoritario que el actual.

De igual forma resulta curioso y patético que dicho candidato se proclame partidario de una estrategia Bolivariana de desarrollo para América Latina, cuando Simón Bolívar fue enemigo de la autodeterminación y vocación regionalista de los pueblos Andinos.

Continuación...

La fuerza creadora del Perú radica precisamente en la vocación regionalista de su pueblo que lamentablemente ha sido combatida incesantemente desde la época del Incanato.

Para que exista desarrollo real en el Perú, es indispensable rescatar esa fuerza creadora eliminando definitivamente el concepto político de Estado central y ese esperpento que se ha dado en denominar des-centralización y sustituirlo por el de Estado Federal Nacional y Regiones Autónomas.

En resumida cuenta es preciso regresar a nuestras raíces y rescatar aquello que funciono en el Perú durante miles de anos. Hay que devolverle al pueblo Peruano esa independencia que permitió el surgimiento de grandes culturas. Hay que devolverle al pueblo Peruano el orgullo regional.

Hay un dicho popular que dice, “la primera libertad es la libertad económica”. En esencia ese dicho describe la principal diferencia entre el llamado des-centralismo y el concepto de autonomía.

Autonomía implica no solo la vigencia de entidades políticas independientes y autónomas con autoridades sujetas solamente a la voluntad de los electores de la región sino lo que es más importante, con independencia económica. Esto es, con la capacidad de generar y administrar sus propios ingresos así como sus recursos naturales.

Autonomía implica igualmente una estructura política independiente. Un poder ejecutivo, legislativo y judicial en cada región, autoridades tributarias independientes, registros públicos regionales y leyes especificas en cada región que no necesariamente serán iguales en todas las regiones.

Implica en buena cuenta la creación de pequeños Estados dentro de un Estado nacional.

Por su lado, el concepto de Estado Federal Nacional implica la adhesión voluntaria de las regiones autónomas a una estructura política nacional que les permita promover una nacionalidad común, potenciar su influencia y racionalizar el gasto en algunas áreas especificas como son las de relaciones internacionales, seguridad nacional y comercio internacional así como en áreas donde es necesario contar con lineamientos políticos y reglamentos definidos para administrar las relaciones entre las regiones.

Solamente con la autonomía regional se lograra distribuir realmente el poder y la riqueza en el Perú y, lo que es más importante, se realizara el anhelo de la autodeterminación que comparten todos los pueblos del Perú.

A nivel político, cada región contaría con su propio sistema electoral y seria responsable por la realización de elecciones para elegir sus autoridades regionales, provinciales y distritales e inclusive jueces y jefes de policía.

Los gobiernos provinciales y distritales serian organizados siguiendo los mismos lineamientos autonómicos validos para los gobiernos regionales otorgando así a estos el mismo grado de independencia política y económica con respecto al gobierno regional que este tendría con respecto al gobierno federal.

La democracia dejaría de ser un ejercicio ocasional cada cuatro anos y se convertiría en un ejercicio constante y permanente que tendría impacto directo en la vida cotidiana de cada ciudadano. Por lo demás, la autonomía en todos los estamentos políticos garantizaría una adecuada y saludable distribución del poder.

La autonomía regional igualmente crearía múltiples oportunidades y posibilidades de carácter profesional, empresarial, educativas, etc. en todo el país.

El simple hecho de que cada región tenga sus propias leyes habrá de replantear el funcionamiento de todas las actividades económicas en el país y por supuesto la creación y funcionamiento de las empresas. Cada región deberá competir para captar inversiones y será muy cuidadosa en la creación de zonas libres ya que ello tendría un impacto directo en la economía de la región.

Esto sin considerar que al asumir los gobiernos regionales las responsabilidades en lo que se refiere a captación tributaria, educación, salud, vivienda, comercio, banca, industria, seguridad ciudadana, etc. se generara automáticamente una importante demanda de profesionales y una oferta de puestos de trabajo en el interior del país.

En el caso de actividades económicas como la banca, la creación de regiones autónoma con leyes bancarias propias obligara a las sucursales bancarias a constituirse legalmente y a adecuarse a las leyes de cada región y lo que es mas importante a reestructurar sus operaciones de forma de circunscribir la captación de depósitos y la colocación de prestamos a la región en la que operan. Esto por supuesto dinamizara el movimiento económico en las regiones.

La actual banca nacional deberá igualmente adaptarse a la nueva estructura y circunscribirse a realizar operaciones de intermediación financiera con los bancos regionales.

En la practica, se habrá creado las condiciones para el resurgimiento de la banca nacional a través de bancos regionales de capital nacional. Se habrá igualmente garantizado que el ahorro interno en cada región sea colocado en la misma región en lugar de transferido a Lima. Por ultimo se dinamizara la economía regional al trasladar a las mismas y a los bancos regionales el manejo y fideicomiso, respectivamente, de los fondos públicos regionales.

La banca nacional de fomento dejaría de tener vigencia en la medida en que la banca regional asumiría estas funciones al orientar el crédito a las actividades económicas en las que su región tenga ventajas comparativas.

A nivel educación, las universidades estarían sujetas a los dispositivos legales de la región donde se ubiquen y es de esperarse que estas prioricen las carreras profesionales y técnicas de mas demanda en cada región. La gratuidad de la enseñanza seria garantizada por los gobiernos regionales solo a los estudiantes que residan en la región permitiendo de esta forma a las universidades publicas generar recursos cobrando a los estudiantes que no residan en esta.

Por lo demás, el requiriendo de títulos profesionales y técnicos otorgados por las instituciones educativas de la región para poder ejercer cualquier carrera profesional en el territorio de las mismas incentivaría a los estudiantes a estudiar en los centros de educación superior de su región y garantizaría para estos un adecuado mercado laboral en la misma. La competitividad profesional por su lado se aseguraría permitiendo a los profesionales la convalidación mediante examen de los títulos profesionales otorgados por instituciones educativas de otras regiones. Ello sin embargo, sujeto a los dispositivos que en este sentido establezca cada gobierno regional y en función de la oferta y demanda de profesionales en la misma.

Así, si una empresa minera, constituida y con una licencia para operar en determinada región, debe contestar a una demanda interpuesta ya sea en el fuero judicial regional o federal de dicha región, la misma o sus representantes legales en Lima deberán necesariamente contratar abogados locales licenciados para ejercer la profesión en dicha región. Lo mismo sucedería para el caso de constructoras, empresas agrícolas, centros de salud, bancos, mineras, empresas de seguridad, etc. que requieran de ingenieros, arquitectos, agrónomos, economistas, contadores, médicos, etc. para sus operaciones en cada región.

La autonomía regional crearía pues las condiciones para que la educación se adapte y oriente hacia el desarrollo de las regiones y favorecería la creación de puestos de trabajo calificado en el interior del país.

La autonomía, sin ser perfecta, ha demostrado ser una estructura política muy positiva y bastante acertada para países como Estados Unidos, España y Brasil. En cada uno de esos países la autonomía ha sido definida en forma diferente y, en el caso del Perú, lo más probable es que la misma asuma una estructura totalmente inédita.

Cualquiera sea esta estructura sin embargo, lo cierto es que la creación de un gobierno federal nacional y regiones autónomas trasladaría efectivamente el poder a las regiones, restauraría el orgullo regional y revindicaría el derecho de estas a definir sus propias prioridades de desarrollo y construir su propio futuro. Esto, amen de potenciar el desarrollo, profundizar la democracia, y distribuir efectivamente a riqueza en el país.

La autonomía no va a resolver todos los problemas nacionales pero si va a resolver los mas importantes y a convertir en manejables aquellos que no solucione. Aun así, el proceso no va a ser fácil y ciertamente van a tener que superarse una serie de obstáculos. De hecho uno de los obstáculos mas difíciles de superar va a ser el escepticismo de aquellos que no desean que el Perú cambie. Esta, sin embargo, es la típica responsabilidad que puede y debe asumir un Presidente de la República.

Corresponde al Presidente de la República inspirar al pueblo para que asuma como propia la visión de un nuevo país. Corresponde igualmente al Presidente de la República la misión de trasmitir optimismo, liderazgo y dirección cuando la voluntad se vea amenazada por el desgaste, cansancio y frustración propios de las tareas de gran aliento. Solo los pueblos pueden construir el destino de una nación pero para ello necesitan la fortaleza y convicción de verdaderos lideres.

SI YO FUERA PRESIDENTE, sometería a plebiscito nacional la iniciativa de transformar el Estado Peruano en un Estado federal integrado por regiones autónomas.

En base al mandato de la ciudadanía impulsaría la creación de una comisión técnica independiente de juristas y profesionales de alto nivel encargada de diseñar la nueva estructura política y económica, redactar el documento base de una nueva constitución federal, las actas de fundación y constitución de las regiones así como los dispositivos legales transitorios que establezcan los plazos y acciones para la implementación organizada de la nueva estructura política del país.

Durante el proceso, la referida comisión publicaría uno o más borradores de estos documentos e invitaría a todos los sectores, organizaciones y/o ciudadanos del país a brindar aportes, sugerencias y/o recomendaciones. Los documentos finales incluirían en cada capitulo la discusión de cada uno de estos aportes, sugerencias u observaciones y los argumentos que sustenten la incorporación o no de los mismos en el documento final.

Como Presidente de la República sometería los documentos base finales para la creación del gobierno federal así como las leyes transitorias al congreso nacional para su discusión política, revisión/modificación y aprobación según establezca la constitución. La nueva constitución federal tendría que ser aprobada por los congresos electos de cada región y suscrita por el presidente de un mínimo determinado de regiones para que pueda entrar en vigencia.

Los documentos constitutivos base de las regiones así como sus leyes transitorias serian de igual forma presentados a los congresos regionales debidamente elegidos para su discusión política, revisión/modificación y aprobación regional. El acta de fundación y la constitución aprobada por los congresos de cada región seria sometida a la aprobación ciudadana a través de plebiscitos en cada región.

Luego de la aprobación democrática de la nueva estructura del Estado y de las regiones la comisión técnica encargada de la redacción de los documentos base asumiría la función de facilitadora y asesora para la implementación racional y eficiente de los gobiernos regionales.

De tal forma, el proceso de transformar el país y revindicar el anhelo de la autodeterminación regional comprendería una gestión inicial eminentemente técnica y una gestión final eminentemente política pero sobretodo, brindaría a los ciudadanos la oportunidad de participar individualmente y/o a través de sus organizaciones representativas en la formulación de los documentos base.

Posteriormente correspondería a los gobiernos regionales iniciar un proceso similar para modificar la estructura, organización y alcances de los gobiernos provinciales y distritales en cada región ampliando así la participación democrática de la ciudadanía a todos los estamentos de la política.

El resultado, un nuevo país, transformado democráticamente con la participación y el aporte de organizaciones, asociaciones, instituciones, partidos y sobretodo los ciudadanos así como del Congreso. Una transformación basada en argumentos y lineamientos de carácter técnico, profesional y político y no producto de componendas ideológicas.

Un país moderno donde cada región definirá sus prioridades de desarrollo y adoptara las estrategias y medidas promocionales que le parezca más convenientes para captar la inversión privada y generar empleo.

Un país donde la educación superior estaría organizada para atender las necesidades de desarrollo de cada región y que brindaría a los graduados una razonable expectativa de conseguir trabajo en su región.

Un país de nuevas oportunidades en donde los talentos en lugar de fugar hacia afuera tendrían mayor incentivo para fugar hacia adentro.

Un país donde los Peruanos puedan ser profetas en su tierra. Donde propuestas como la del Sr. Hernando de Soto puedan ser adoptadas por una región y en base a la experiencia y el éxito en la implementación de las mismas posteriormente imitadas por otras regiones. Donde la banca regional tenga incentivo para apoyar dicha propuesta en la medida en que su crecimiento y desarrollo dependerá de ampliar las oportunidades de colocación de préstamos dentro de la región.

Un país con una base democrática amplia que sirva de semillero para preparar en los niveles municipales, provinciales y regionales a los futuros dirigentes políticos nacionales (federales).

Un país donde los partidos políticos nacionales necesariamente tendrán que contar con representatividad en todos los niveles electorales para tener vigencia política pero que al mismo tiempo garantiza el acceso al poder de movimientos políticos y/o alianzas de carácter municipal, provincial y/o regional.

Un país donde los impuestos indirectos generados en la región sean patrimonio económico de las mismas. Un país donde no sean necesarios los llamados “cánones” ya que cada región tendría la libertad y autoridad para decidir los impuestos que deberán pagar las empresas que operan en su región.

Un país en suma, con un gran reto por delante que va a poner a prueba el estoicismo de nuestros pueblos. Un país sin embargo con una visión de futuro, con una razón para trabajar y luchar, con un objetivo claro y con la promesa de un bienestar que solamente el pueblo puede conquistar.

Esto, en lugar de simplemente prometer al pueblo Peruano que esta vez si va a funcionar lo que nunca ha funcionado, o lo que es lo mismo, venderle esa sarcástica frase de la canción “El Apagón” de Rubén Blades, "De la esperanza.... soy socio."

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